domingo, 6 de diciembre de 2009

Epístola 2, Cartas de amores y desengaños (y explicaciones) por: Lola

Prefacio: Enjaulada en mi mente… esclava de mis deseos… y de los tuyos.

Srta. ******:

Auque esta es mi segunda epístola, creo que siempre me veo obligada a hacerlas cuando mis palabras no son congruentes con su forma de pensar el mundo. Eh… por donde empezar? Mm.... *******, siento una gran fascinación por usted, pero también tengo el gran conflicto en mi mente de no saber lo que usted quiere y lo que usted piensa.

Lo que me puso triste la noche anterior a esta, fue, que te veía allí, sentada, con tu cabeza sobre tus manos tambaleando, y con tus grande ojos mirando hacía al frente, realmente interesada por la proyección en ese pedazo de tela de ayer, a un lado de la calle; y de repente quise besarte. Si, besarte como cuando me dan ganas, por verte tan hermosa y esplendorosa, tan atractiva, tan poderosa… quise tener tus labios en mi boca, y al intentar tenerlos, tu, de alguna forma, muy sutil, te resististe y seguiste viendo al frente. Besarte para mi no es algo que deba pasar todo el tiempo, pero, cada que pasa, en cada momento, en cada lugar, bajo diferentes intenciones, representa cosas diferentes para mi, cosas que me hacen, gustar más de ti, saberte más, conocerte… me entristeció tal vez por que estaba ya muy cansada, por la droga encima, por el alcohol encima… por que estaba haciendo frío y yo quería un poco de calor… por un mundo completo de construcciones con y sin sentido que me arme, al tomarme dos tragos más y mirar hacia el asfalto.

Claro esta, o realmente no se si esta tan claro, que cerré la noche con esa frase estúpida, por que, pensé que de alguna forma habías adivinado el porque de mi actitud, y me habías dado un beso de acuerdo a ese descubrimiento, eso fue lo que pensé… luego, lance esas palabras sin sentido e impulsivamente, sin tener en cuenta que de pronto ni habías hecho ese descubrimiento… si, me disculpo por que soy una gran tonta. Muchas veces se me va la mente imaginando muchas cosas…

Leyendo la carta anterior pensé… que realmente no tiene sentido y no esta bien que yo, en el marco de mis deseos, te reclame o te exija que me des cariño todo el tiempo… al decirte todas esas cosas, todo lo que yo quería, todos los besos, abrazos y caricias que yo quería esa noche, hice, que pensaras y me dijeras que te habías portado mal conmigo, pero, ahora veo, que no esta bien, no es culpa tuya, no es un mal comportamiento tuyo… tu eres así. Tu no te apegas a las personas de esa forma, de pronto tu piensas en que el cariño se mide de otra manera, y yo soy en este momento la egoísta que no piensa en el montón de posibilidades que pueden transformar tu mente para que actúes como lo haces. Soy… una mujer que cuando encuentra este tipo de eventos tan grandiosos y que la llenan, los integra a su naturaleza actual... y pido disculpas si esta integración ha sido abrupta e intensa.

Prólogo: “y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua.” Cortázar, Rayuela: Capitulo 7. “y me encanta” Polanco.

martes, 1 de diciembre de 2009

EPÍSTOLA 1. Cartas de amores y desengaños por: Lola

Srta. ******...

Quiero estar con usted. A pesar de las estupideces que por mi cabeza pudieron pasar en el crepúsculo de ayer, sé, que ningún arrepentimiento ni ningunas ganas de huir me van a alejar de usted. Pienso, he sido una ambiciosa y eso no tiene remedio. He sido ambiciosa al querer sus labios todo el tiempo y solo para mi, he sido ambiciosa al querer sus abrazos todo el tiempo y solo para mi, he sido ambiciosa al querer su pelo, todo el tiempo y solo para mi, y soy una ambiciosa por quererla a usted toda para mi, todo el tiempo.

Quiero que se entere de que mi corazón ha estado mucho tiempo solo, sin calor. Y mi cuerpo así mismo quiere calor pero no un calor callejero, quiere un calor lleno de cariño y comprensión.

Desde que usted esta en mis amaneceres y mis anocheceres, no he parado de considerarla en cada pensamiento que se cruce por mi mente, y pienso, que lo del día de ayer fue mucho más que una confesión de que la quiero junto a mi mucho tiempo.

Pero, amanezco hoy y veo, que no encuentro su preocupación por mi en ningún lado de la pantalla. Lo sé. Sé que no tenias y no sabias que decir anoche. Creo que… he cometido el error de hacerle pública mi ambición y por esto no le encontré después de huir de mí misma anoche.

El objetivo de esta epístola es, pedirle con mi corazón y mi promesa de un beso en nuestro próximo encuentro, que olvide mi ambición de ayer, que no se sienta aludida, que no busque en lugares recónditos que pensar o que responder a mi brusca perturbación. Le pido que olvide que le he dicho que se comprometa de alguna forma conmigo. Que solo este conmigo, eso es lo único que le pido, que este conmigo, que me deje llenarla de muchas formas, que me permita entrar en sus ojos cada noche, que me permita tener en el regazo de mi historia su cuerpo y su mente. Que me permita besarla como desde el primer día, que le confesé mi gusto por usted, lo he hecho. Que entienda mi cariño. Que entienda que soy una vagabunda en las calles buscando un farol para que me de calor, y que ese farol en este momento es usted, y así como me lo ha enseñado la calle, me permita conservarla todo el tiempo que me pueda dar ese calor. Y no crea que pienso agotar su llama, no. No es de mí quererla agotar y quererla dañar. Soy la que quiere que reciba mis atenciones que así seré feliz.

Olvida la palabra que puede darle nombre a esto. Olvídala, y permanece conmigo.

Olvida mi comportamiento de ayer. Olvídalo y abrázame.

Olvida que soy una ambiciosa. Olvídalo y bésame.

Olvida que quiero que olvides y después hagas algo. Olvídalo y haz lo que creas correcto.

Lola.